A partir de los 50 años los pelos se nos descontrolan del todo pues se nos cambian de lugar o se caen más rápido y sin preguntar, y todo el cuerpo parece estar más cansado y flojo excepto el cerebro, que como no nos enseñaron a usarlo bien, nos pasa desapercibido y no notamos tanto sus fallos.
Si pones a 200 personas mayores de 55 años todas seguidas, verás que somos más feos de lo que deberíamos, más gordos de lo que nos recomienda la enfermera de familia, y más aburridos de lo que aconseja el sentido común.
Parecemos cansados porque estamos cansados. Es como si nos miráramos para dentro y no fuéramos capaces de encontrarnos.
Pero todo tiene solución si ponemos algo de nuestra parte, eso si los problemas son relativos y hasta que se te tuerce el cuerpo del todo.
Si pones a 200 personas mayores de 55 años todas seguidas, verás que somos más feos de lo que deberíamos, más gordos de lo que nos recomienda la enfermera de familia, y más aburridos de lo que aconseja el sentido común.
Parecemos cansados porque estamos cansados. Es como si nos miráramos para dentro y no fuéramos capaces de encontrarnos.
Pero todo tiene solución si ponemos algo de nuestra parte, eso si los problemas son relativos y hasta que se te tuerce el cuerpo del todo.
Hay que hacer algo más de movimiento. No deben llamarlo deporte, que eso es otra cosa. Es movimiento, lograr algo de flexibilidad añadida a nuestro entumecimiento que poco a poco se nos adueña de nosotros.
Andar mucho más y algo más deprisa.
Andar mucho más y algo más deprisa.
Hacer calentamientos o Pilates, hacer bicicleta o nadar.
Hay que comer menos. Sobre todo menos y si es posible mejor.
Y hay que leer más, escribir algo, hablar y dialogar y ver menos la tele basura, que vosotros ya sabéis lo que es.
A los niños cuando tenían 5 años les decíamos que NO cuando nos pedían muchos vicios. Pues ahora, con 35 años hay que decirles que NO cuando nos piden lo mismo pero en forma de nietos.
Una cosa es el deber y el gusto, y otra el esclavismo disimulado y familiar. Los mayores de 55 tenemos también que ser libres y a ser posible felices.
A los niños cuando tenían 5 años les decíamos que NO cuando nos pedían muchos vicios. Pues ahora, con 35 años hay que decirles que NO cuando nos piden lo mismo pero en forma de nietos.
Una cosa es el deber y el gusto, y otra el esclavismo disimulado y familiar. Los mayores de 55 tenemos también que ser libres y a ser posible felices.
El humor funciona muy bien, aunque no siempre es sencillo conseguirlo, pero hay que intentarlo.