Un país que prioriza la presunta substracción de unas cremas faciales a la presunta substracción de un título universitario, es un país sin futuro. Si para dimitir lo peor es meter en el bolso 40 euros de grasa que no es tuya en vez de un título respetable y trabajado logrado de casualidad, es que no sabemos valorar en orden lo importante ante la vida.
El fracaso, el ridículo que como país hemos construido con este asunto madrileño no tiene precio. Nos puede parecer menor, hasta que desde Europa sonríen y dicen entenderlo sin pedir explicaciones. Nos entienden y ese es el peor precio para todos los españoles.
Detrás de este asunto sabemos que hay cuevas llenas de mierda y ocultaciones, zancadillas y trampas para elegir quien entre en “la familia” y quien no es admitida. Pobres españoles que se creen que esto es normal. Incluso habitual. Nos vamos a la mierda. Y ya ni pido perdón por decir tres veces mierda. En esas estamos.
Me imagino que a partir de ahora quien robe en unos supermercados NUNCA entrará en la cárcel ni irá a juicio ¿verdad? ¿Ponemos el límite en 40 o si no eres nadie lo podemos subir a 80?