Cada vez somos menos los que intuimos el precio de la factura, y observamos con estupor el menú de tontadas y melonadas que todos hacen con Cataluña, como si fuera una partida del Monopoly.
¿De verdad no hay tantos y suficientes, como para que se pongan a pensar que detrás de todo esto hay una sociedad de siete millones y medio de ciudadanos catalanes con futuro y memoria?