La Opel de Zaragoza o la PSA que compró a la Opel americana, está provocando en Aragón miedos y malas babas que se intuían desde hace meses. Y no será porque no lo llevamos avisando desde hace décadas. Nunca es buena idea dejar que la economía de un territorio pivote casi en exclusividad sobre una empresa, un servicio, una industria en particular, un tipo de economía, por muy interesante que esta sea.
Diversificar los riesgos parece un consejo para niños. Pero en Aragón no hemos sabido o no nos han dejado realizar lo básico, asentar un tipo de industria y economía industrial y laboral diferente a la del automóvil. Desde 1982 se advirtió que junto a la buena noticia había que empezar a trabajar en la dirección de la defensa, pues todo lo que nace muere. No era (es) ser agoreros, es simplemente trabajar para el futuro.
No son 8.000 los puestos de trabajo en peligro, son 30.000 las familias que verían sufrir el problema de una gripe en Opel PSA Zaragoza. Hay que añadir siempre todas las empresas auxiliares que viven indirectamente de Opel PSA. Con mucha menos voz para quejarse, con mucha más importancia para hacer sufrir a Aragón.