Un poco de lluvia, algo de sol, bastante de viento para mover la mierda que desparramamos por el ambiente, otra vez algo de lluvia para poder estar líquidos, calor o frío pero dentro de lo que logramos dominar, y más aire para poder respirar.
Pero en cambio nos ocupamos de otras cosas. Es curioso. Hemos logrado no pensar, no atender en lo que nos da vida. Incluida la familia y su importancia social de mantenimiento. Para pensar con preferencia en lo que nos da rompimientos de sesos, que suele ser todo lo demás.
Hay sociedades donde la familia es diferente a la nuestra. Pero a esas no las queremos ni cerca ni tan siquiera conocer.
Creemos que nuestra relación con el sol, la familia, el agua o el aire, es fabulosa según nuestra forma de estar en el mundo. Pensamos que nadie nos tiene que enseñar nada de nada.
Ya nos queda menos.