Internet por un lado y sus nuevas formas de consumo de lectura, de opinión e información. El aumento de las cadenas de televisión y de los juegos y redes sociales, que precipitan el consumo del tiempo que antes se dedicaba a leer.
El concepto del “todo gratis” que parece haberse asentado en nuestra sociedad.
Un poco de todo esto má la presiones y nulas ayudas desde el poder, han logrado que los medios de comunicación sean poco críticos, vayan desapareciendo los de papel, se conviertan en más fáciles de intoxicar el resto, y que el oficio de profesional de la información, o al menos el de trabajos serios y analizados, hayan caído. Un país, una sociedad sin información válida y osada, sin periodistas capaces de saber abrir puertas de los sótanos y ventanas por las que entrar el aire fresco, es menos país.