En enero de 1974, todavía potente el dictador Franco, algunos brillos empezaban a vislumbrarse. Martin Morales era en aquellos tiempos un joven dibujante con garra, sentido del humor y de la doble intención.
En esta viñeta, sin haber llegado la democracia, ya adivinaba que los franquistas de siempre se estaban disfrazando aunque mantuvieran su bigotito por si acaso. Había que disimular y volverse “normal”.