Una constante de la Transición y más del sindicalismo recién nacido era la solidaridad, el convencimiento de que todos los trabajadores eran iguales, tanto en la explotación de sus derechos como en sus necesidades. Pero no era cierto, como no lo es ahora. También entre los trabajadores hay muchas clases.
En estos tiempos actuales esas diferencias de clases entre los trabajadores se admiten más, mucho más incluso, que en los años de la Transición, donde sobre todo y por encima de todo se intentaba defender a los que menos fuerza tenían, a los más explotados, a los que más lo necesitaban.
Ahora esas diferentes clases de trabajadores, creadas por el sistema y los empresarios, son admitidas y los propios sindicatos muchas veces las comprenden y las admiten. No se defiende igual a un trabajador temporal que a uno fijo o funcionario. No se trata por igual la falta de derechos de los jóvenes que buscan su primer trabajo que los derechos de los trabajadores de las grandes empresas. También los sindicatos se han vuelto clasistas, diferenciando or clases de trabajadores,
Estas pegatinas son del año 1976 y son un ejemplo de solidaridad con los peor tratados en el mundo laboral. Han pasado más de 40 años y seguimos igual o peor.