En la Transición de España, la guerra del Vietnam (las guerras más bien que se agruparon en una sola con el paso de los años) tuvo un peso simbólico pero a la vez temeroso sobre la sociedad, de freno y recuerdo en los más mayores, de una guerra que podría reproducirse si tras la muerte del dictador estallaban los recuerdos y las venganzas.
Hay que recordar —por muchas películas muy duras o hermosas que hayamos visto de la guerra del Vietnam— que duró 30 años (de 1945 a 1975), para no lograr nada que no fuera muerte y hambre, dolor e incapacidad.
Los EEUU entraron en 1960 (antes el conflicto fue comenzado por Francia) y se fueron en 1973 sin haber resuelto nada, excepto más muerte. No se sabe el número de muertos por la guerra, se estiman entre un millón y casi seis millones. Pero curiosamente los americanos, los que siempre vemos sufrir en las películas, tuvieron unos 60.000 muertos y desaparecidos, aunque representaron a enorme distancia el segundo país en número de víctimas. El resto eran ciudadanos del actual Vietnam (los que realmente más sufrieron el conflicto) o de Corea, Camboya, Laos, Francia, Filipinas, Tailandia, China o la Unión Soviética.