Entre los años 1971 y 1974 se emitió en Televisión Española —la única que había— un programa que marcó un hito en pedagogía política y social. La serie de un joven Antonio Mercero "Crónicas de un pueblo".
Era una serie que contaba la vida de los españoles en un pueblo indeterminado de la Castilla gris, donde aparecían como protagonistas los personajes claves de aquella España.
El alcalde, el cura, el médico, el maestro, la farmacéutica, el cartero, el alguacil, el dueño del bar, el pastor, el Guardia Civil y la esposa fiel. Pero en realidad era mucho más que una serie de entretenimiento. Era una ficha semanal de publicidad encubierta del Régimen, con lecturas entretenidas de los Principios Fundamentales del Estado franquista, que efectuaba el maestro a los niños de la escuela.
Creo que se rodaron 113 capítulos lo que da idea de su potencial pedagógico. Sobre todo a través de un personaje subliminal que aparecía de vez en cuando, al que llamaban el forastero. Ese representaba las dudas, los problemas, las ideas de fuera, los peligros, las visiones totalmente diferentes de un pueblo en paz y armonía.
Como no había televisores en todas las casas y menos en el mundo rural al que parecía dirigirse con más potencia la serie —y a los españoles que ya habían emigrado desde sus pueblos— se potenció el uso de los TeleClub en los pueblos, para reunir a las fuerzas vivas alrededor de historias comunes, bien montadas para la publicidad.