Os dejo una imagen del edificio Ágora de Bogotá en Colombia del arquitecto español Juan Herreros, como ejemplo de lo que están construyendo las ciudades que deseas caminar en búsqueda de un futuro diferente. Un lugar algo alejado del centro de la ciudad (por falta de espacio libre del tamaño que se necesita, en el centro urbano) en donde se edifica un complejo que intenta agrupar todos los “nuevos” servicios que se necesitan para atraer valor añadido a las ciudades.
En un entorno amplio, agradable y relajado, se construyen nuevos edificios con hoteles de alta calidad, salones feriales y de convenciones, museos, actividades culturales, centros de gastronomía de la zona e internacional, centros comerciales integrados, lugares de ocio y relajación, y sobre todo muy buenas comunicaciones para salir y entrar del nuevo núcleo de servicios, para moverse hacia el centro de la ciudad y para ir a los aeropuertos o estaciones de transporte.
Lo ideal es que estos nuevos complejos se pudieran integrar en las ciudades, dentro de ellas y a ser posible aprovechando zonas degradadas de las mismas, con lo que se conseguiría en la inversión lograr el doble objetivo de crear unos nuevos servicios de alta calidad y regenerar el tejido social. Admitiendo que eso supondría un encarecimiento de la zona y un desplazamiento lento de su actual población.
Todas las ciudades deben estar constantemente adaptándose a sus necesidades futuras, proyectando actuaciones que busquen ampliar el valor añadido de sus propios servicios, pero siempre aprovechando al máximo lo que se puede hacer con lo que ya se tiene. El futuro parece ser de los servicios hacia las personas, de la innovación en el comercio diferente, de las atenciones globales hacia el ocio, de la movilidad sostenible y tranquila. De la promoción de la ciudad y sus economías dentro de mercados globales y excesivamente amplios.