Escribíamos antes de esos mini comportamientos personales que nos ayudan a vivir, a disfrutar de nuestro camino vital, corto siempre, pero con una extensión en el tiempo, suficiente como para disfrutar y gozar o sufrir y hacerse eterno.
Si antes hablábamos de llevar dos listas siempre encima, ahora vamos a dar una idea muy simple y maravillosamente cariñosa.
Invita a un café a cinco personas que tu creas que son interesantes. Invita a una sola persona cada vez, engáñale un poco y simplemente le apuntas que quieres hacerle algunas preguntas sobre su actividad o sobre eso que tu consideras diferente o importante.
Calma, relajación, tiempo y ganas de hablar; y sobre todo de escuchar. Ellas y ellos te lo agradecerán sin decirte nada. Y tomar un café es uno de los actos sociales más importantes y sencillos que se han inventado.