Ahora todo es micro. La comida es micro, el ocio es micro, el sexo es micro. Tenemos unos segundos para mirar la pantalla del móvil, para leer un titular, para aprender el funcionamiento de la nueva televisión. Hablamos de nada unos segundos en el ascensor, pedimos un café en un segundo y nos lo tomamos en 15.
No hacemos el amor, si acaso sexo y rápido, rápido, no nos vayan a llamar. Sin desnudarnos, que luego hay que vestirse. Veinte segundos más, perdidos para nada. Lo de vestirse, claro.
Compramos en minutos, a segundos cada cosa, y así consumimos sin mirar. Los anuncios duran segundos y preferimos las series a las películas, pues duran menos.
Los partidos de baloncesto con ver los últimos 5 minutos ya sirven, los concursos igual. Rápido, rápido, que hay que ir a otra cosa. Ya vale de escribir.
¿Sexo? Ahora no puedo. No tengo tiempo.