El sentido común lo vamos destruyendo poco a poco desde la niñez, para formar personas muy capaces en lo laboral, pero menos capacitados para la contemplación, el arte o el sentido real de la vida.
Pensar no siempre está bien, depende de para quién y sobre qué. Sobre todo no está bien pensar de lo que no se quiere que se piense, no vaya a ser que lo entendamos.
Con los años, ya no nos prohiben pensar, sobre todo y simplemente, es que nos hemos agotado de pensar sobre lo que no sirve para nada. Del resto, de pensar sobre lo que nos enseñan que no es útil, lo mejor es no hablar, es decir, no pensar.
El profesor le puso "B"…, creemos que era B de bien