2.4.17

Salvador Pániker no se ha ido. Se ha escondido

Que se haya ido Salvador Pániker no me preocupa mucho, lo sigo teniendo yo en mi cabecera de cama, para las noches en que no logro dormirme. Cuando compré mi primer libro de Pániker mi librero de confianza me dijo que a donde iba con aquello. No me conoce bien, pues casi siempre pillo libros de economía o de Zaragoza. Pocas veces de filosofía. Cuando le compré el segundo se quedó extrañado de que me hubiera terminado el primero y creo que a partir de ese momento ya nunca más pensó que Pániker era complicado y que yo era muy fácil.

Ayer Pániker a los 90 años se dio la razón a sí mismo, y decidió ponerse de verdad muy malito. Son cosas que pasan cuando se tienen 90 años, aunque no siempre. Por antes o por después. Pero con su forma de pensar estoy seguro que no hubiera querido aguantar artificialmente mucho tiempo sin poder pensar en sus sexos y sus orientales formas de pensar.


Ser mayor no es lo mismo que ser viejo. Lo primero depende de la edad. Lo segundo de la forma de pensar. La primavera puede llegar en mayo o en noviembre, con 16 o con 89 años. Depende del sol y de las ganas de asomarte a la vida. Llegar a viejo no es llegar a ser un pendejo roto y descosido, es muchos veces llegar a ser un tipo con brillo aunque algo escondido, que sigue disfrutando, aunque de otras cosas, de esta maravilla que algunos llaman vida y que no es más que un camino hacia la muerte. Por eso mismo…, hay que disfrutar el segundo, el minuto, el sabor de lo que nos rodea.