Las ciudades tienen parques como pulmones verdes para esponjar el tráfico, el urbanismo, las sensaciones de agobio de las grandes urbes; para también poseen paseos verdes, no siempre bien aprovechados y que deberían llenarse de más arte, de nuevos paisajes urbanos, de elementos que acompañaran las miradas de los paseantes.
Hemos perdido en muchas de las grandes ciudades el concepto de bulevares, o zonas centrales verdes y de paseo tranquilo en las grandes avenidas de los centros urbanos, a cambio de…, si acaso, ampliar las aceras de esas mismas avenidas, creyendo que es lo mismo. Peor es sin duda cambiar los bulevares por carriles para más vehículos, pero la solución para humanizar las ciudades no pasa (sólo) por ampliar aceras.
Un paseo con las aceras ampliadas es casi siempre un gran espacio frío, más pensado para ir y venir…, y en el camino observar los escaparates para atraparnos. Pero un paseo central o un bulevar es para aprovechar su paisaje descansando, pues permite un uso de los jardines y árboles, si se sabe diseñar el conjunto de la calle “verde” con arreglo al concepto de parque.
En Zaragoza tenemos dos ejemplos negativos ambos, y que son los que han marcado las decisiones posteriores. Optamos por quitar el paseo central en su momento, del Paseo de Independencia, y no tuvimos agallas de volverlo a poner cuando tocaba y se hicieron obras que comenzaron con un posible aparcamiento subterráneo y terminaron en un paseo frío y gris.
Tenemos el bulevar en la Gran Vía, junto a este otros en Sagasta o en Constitución, pero todos ellos pecan de pobreza en su diseño, excepto si acaso el de Constitución, que asemeja algo más a un paseo francés.
El ejemplo mínimo de diseñar en positivo un paseo sería el Paseo de la Constitución de Jaca, donde con más de un siglo de vida, supieron hacer un diseño que lo ha convertido en parque más que en una calle para pasear. La espesura de sus zonas verdes y los trazados finales, invitan a descansar, a un uso como parque y no como zona de paso. El bulevar central no es para “ir” sino para quedarse.
¿Alguien se puede imaginar una Zaragoza con los paseos de Independencia, Sagasta, Constitución y Gran Vía, casi en aspa, convertidos en parques urbanos de verdad? Estamos hablando de unas líneas en el centro de Zaragoza, de más de 3,6 kilómetros lineales de parque urbano. ¿Y si añadiéramos también el paseo Pamplona y el de María Agustín hasta hacer los 5 kilómetros de vías urbanas verdes para disfrutar de una ciudad diferente? ¿Y si también añadimos otros 2 kilómetros más, arreglando todo el cauce del río Huerva que transcurre en paralelo a estas vías anteriores? Serían 7 kilómetros de vías verdes en el centro de una gran ciudad. ¿De verdad pensamos que son ideas imposibles? ¿Miramos a Vitoria, por poner un ejemplo cercano?