En el centro de la imagen, la zona de la ciudad romana |
Hay ciudades que desde que se fundaron hace en algunos casos más de 2.000 años se mantiene con el mismo urbanismo inicial en la zona central y durante siglos, marcando con rotundidad no ya el centro de la ciudad presente, sino el desarrollo y crecimiento posterior de toda ella y de una forma muy clara, durante siglos. Han pasado numerosas sociedades, culturas, religiones, pero el núcleo urbano fundacional se mantiene inalterable. Por eso es tan importante de qué manera se crea urbanismo, pues luego son siglos los que se mantienen las decisiones.
Zaragoza es una de las muchas ciudades que han mantenido su primitivo diseño en cuanto a calles, espacios, trazados urbanos, que no solo mantiene su centro urbano con la misma estructura de calles y plazas como en época romana, sino además su enorme crecimiento posterior se ha realizado de forma radial desde el diseño urbano de los romanos.
Fundada hace más de 2.000 años por los romanos sobre un asentamiento íbero, sigue manteniendo todo el perímetro primitivo rodeando la ciudad histórica, y logrando con ello que todo el crecimiento zaragozano sea (casi) concéntrico sobre esa zona aunque hoy haya crecido 300 veces de población sobre su primitivo estado fundacional.
Crecer supone también formar grandes avenidas, cinturones, polígonos industriales, situación de los grandes Centros Comerciales, etc. Crear decena de nuevos barrios que se van asentando respetando el núcleo, admitiendo su diseño que marca carácter.
El río Ebro marca otra línea clara del urbanismo zaragozano; pero si nos fijamos vemos que los tres (casi) principales puentes sobre el río siguen estando en los tres puntos del perímetro marcado por los romanos y que se unían al cauce del río.
Siguen existiendo los extremos del perímetro y la desembocadura de la calle importante en la zona central, el Cardo romano que terminaba en el primer puente importante de Zaragoza. Y sobre ese punto se crean también importantes avenidas o carreteras que sirven para huir, llegar o volver, y que todavía son las utilizadas.
Cualquier transformación temporal de las ciudades en el urbanismo nuevo, debe hacerse con sumo cuidado, pues todo afecta a la propia ciudad, y nunca se sabe para cuantos años o siglos. Zaragoza no sería hoy igual se se hubiera construido hace 2.000 años vertical en vez de horizontal, alargada en vez de cuadrada, o sobre las dos orillas del río Ebro en vez de sobre una sola, o aprovechando más las orillas del Ebro en un diseño más alargado en vez de adentrarse hacia el interior buscando los entonces campos productivos, en busca del agua y los terrenos agrícolas del otro río de Zaragoza, la Huerva.