Lorca es un poeta mágico, singular, excepcional y algo antiguo. A Lorca se le puede admirar no seguir, porque lleva a Rafael de León. Pero de Luis Cernuda se aprende y su magisterio no contamina.
"Cernudos" (por usar el tosco palabro del sabio y zafio Buñuel) han sido, son, García Baena, Gil de Biedma, Brines, Valente o hasta el prosista Juan Goytisolo.
Y, obviamente, cada cual ha hecho un sendero distinto. Solitario, a veces híspido, sin casarse con nadie, feliz en su homosexualidad moceril, tan rechazada, Luis Cernuda (incluso a su pesar) ha devenido un genio, sobre todo en La realidad y el deseo, aunque su prosa poética o crítica no sea en absoluto desdeñable... «Entre los otros y tú, entre el amor y tú, entre la vida y tú, está la soledad».
Es el gran Cernuda, del que se goza y aprende siempre. Yo lo leí y descubrí en el otoño de 1970, en la benemérita antología del olvidado Santos Torroella. Gracias demos a Dios -al que sea- por la limpieza y alteza de Cernuda. Único.
Luis Antonio de Villena - El Mundo