Llamamos pues pueblo o ciudad a esa suma de habitaciones con más o menos calidad de vida. Y el urbanismo intenta planificar y trabajar desde estos diseños. Es pues el urbanismo la suma de múltiples actividades, donde entran abogados, arquitectos, sociólogos, diseñadores, ingenieros, economistas, ecologistas e incluso políticos.
Os traigo un ejemplo de ese micro urbanismo “diferente” para que observemos las enormes diferencias entre decisiones que se toman según las ocasiones. Ayer me llegaron estas imágenes de El Ferrol por otros motivos, y me sirve para ejemplarizar que nada se hace por casualidad, y que los aciertos o los errores en el urbanismo, pesan durante mucho tiempo.
Los bordillos metálicos estilo Manhattan delimitan funcional y estéticamente unas calles reformadas de la ciudad de El Ferrol de sus aceras, al estar a una altura relativamente baja sobre la calzada y desear de esta forma que visualmente se delimiten mejor las separaciones y además tengan una durabilidad más alta, dado que los coches tienden a aparcar encima de la acera. En estas calles del centro, también se ha producido un cambio del firme, colocando pavimento de hormigón en vez de asfalto.
Los bordillos de hormigón se cierran con unas piezas de chapa de acero S275JR de 10 mm de espesor y 300 mm de largo, en forma de L y perfectamente anclados a sus bases al hormigón y soldados entre ellos, para evitar el vandalismo. Mucho hormigón, nada de verde en una Galicia donde en cuanto sales de la ciudad “todo” es verde. Su necesidad de árboles o verde dentro de la ciudad es diferente a otras ciudades secas como Zaragoza.
Os traigo un ejemplo de ese micro urbanismo “diferente” para que observemos las enormes diferencias entre decisiones que se toman según las ocasiones. Ayer me llegaron estas imágenes de El Ferrol por otros motivos, y me sirve para ejemplarizar que nada se hace por casualidad, y que los aciertos o los errores en el urbanismo, pesan durante mucho tiempo.
Los bordillos metálicos estilo Manhattan delimitan funcional y estéticamente unas calles reformadas de la ciudad de El Ferrol de sus aceras, al estar a una altura relativamente baja sobre la calzada y desear de esta forma que visualmente se delimiten mejor las separaciones y además tengan una durabilidad más alta, dado que los coches tienden a aparcar encima de la acera. En estas calles del centro, también se ha producido un cambio del firme, colocando pavimento de hormigón en vez de asfalto.
Los bordillos de hormigón se cierran con unas piezas de chapa de acero S275JR de 10 mm de espesor y 300 mm de largo, en forma de L y perfectamente anclados a sus bases al hormigón y soldados entre ellos, para evitar el vandalismo. Mucho hormigón, nada de verde en una Galicia donde en cuanto sales de la ciudad “todo” es verde. Su necesidad de árboles o verde dentro de la ciudad es diferente a otras ciudades secas como Zaragoza.