Estas imágenes son de la Plaza de la Solidaridad de Bruselas, la entrada al Parlamento Europeo, por donde todas las semanas entran un promedio mínimo de 2.000 políticos de alto nivel entre parlamentarios y asesores políticos de toda Europa.
Hoy llovía. En las dos esquinas, la del fondo de la imagen y en otra esquina igual en el lado derecho de la entrada, hay unos colchones en el suelo, cubiertos por unas mantas bastantes nuevas y en el de la derecha, todo sobre una gran masa de cartones para evitar la humedad, muy abundante en Bruselas. En cada esquina, a las 11 de la mañana ya estaban casi vacías, pues deben dormir entre 4 y 6 personas por el tamaño de la indigencia triste y dolorosa sobre el suelo de la capital administativa de Europa. Los que conocemos el Parlamento Europeo por dentro, sabemos que es además de inhumano una vergüenza esta imagen tan dura, pues el coste diario de su funcionamiento no queremos ni saberlo para no sentir tristeza. La pobreza ya está en todas las ciudades de Europa, pero verla en la capital del despilfarro, fastidia más.
Esta podría ser la Europa que entre todos estamos construyendo. Ayer cerca de la Catedral de Bruselas y entre cartones y mantas a rayas había una familia con tres niños (pensé que eran dos y no vi al más pequeño en brazos de su madre) refugiados de la lluvia debajo de una zona en obras. Da la sensación de que para mantas sí tiene Europa, pero la dignidad es otra cosa bien distinta a unas mantas de rayas. Yo creía que ya estaba viviendo en el siglo XXI.