Toca trabajar despacio y con dedicación por España, por Aragón, por los más débiles, por todos nosotros. Toca trabajar sabiendo que la política va a tener unos meses de freno e impasse y que debemos asumir eso y también sin olvidarnos, que la política es tan importante que hacerla mal supone ser menos y peores. No será correcto para España terminar con un gobierno muy débil, incapaz de resolver los problemas muy serios de esta sociedad, sin capacidad para liderar el momento actual. Entre elegir un gobierno débil y extraño o unas nuevas elecciones generales, sin duda, hay que optar por la segunda opción.
Nos dirán que es caro y mienten. Nos dirán que es cansado y agotador y vuelven a mentir pues sólo se reclama a la sociedad que acudan unos minutos a su propio barrio (en la inmensa mayoría de los casos) a meter un papel en una caja. Nada más. Mucho menos agotamiento que ir a comprar al Súper, acudir al bar a tomar un vermut, estar en un partido deportivo. España necesita un gobierno capaz, y si no hemos sido entre todos capaces de lograrlo a la primera hay que seguir intentándolo.
¿Y a quién beneficia? Pues sin duda a los españoles, que nos merecemos un resultado más claro y contundente. Ningún partido político ha quedado satisfecho con los resultados, pues a nadie le otorga la responsabilidad de gobernar con capacidad. Así que como sería lo lógico, estamos abocados a volver a opinar. Y a volvernos a equivocar o a ser capaces esta vez de acertar. A finales de abril lo veremos.