Hoy nos han llenado de sondeos, de encuestas electorales, en el último día legal para presentarlas y poder manipularlas y así influir en todos nosotros. Mañana será el día de saber si esta noche empatan a cero o gana alguno de los dos candidatos bipartidistas, Mariano y Pedro, que serán muy vigilados en La Sexta por Albert y Pablo, en un contradebate que resultará sin duda interesante.
Esta campaña electoral ha sido de la televisión y la cartelería ha demostrado ser del siglo XX. Han perdido las Artes Gráficas otra vez.
Quedan pocos días para terminar de hablar sobre política casi como monográfico. ¿De verdad quedan pocos días? Tras el domingo, vendrán los lloros, las dimisiones, las sacadas de pecho, para dejar paso en una semana frenética de análisis fatuos que nos llevarán a la calma de la Navidad. Uff!, Pensaremos sólo en langostinos congelados. ¿Y después?
Todos creíamos que iban a ser tres años y medio de calma chicha pero la realidad del domingo nos puede llevar a un panorama complicado que haga pensar inevitablemente en otras elecciones en un año. O no. Todo puede suceder el domingo, pues todo está abierto. Depende de nosotros, de tí y de mí, de todos los que iremos a votar, por los ganadores o por los perdedores. España se merece intentar la excelencia, y aunque parece complicado con los mimbres que se nos presentan, hay que intentarlo. Sabemos lo que dan de sí algunos de ellos, ahora toca arriesgarse, pues más de lo mismo es seguir siendo los pobres de Europa, los criados de los ricos, los que estamos construyendo una España peor para nuestros hijos. Depende de nosotros.