7.9.15

Las marcas políticas se están agotando en España

Esta marca se agotó en 6 años
Las diferentes encuestas de este fin de semana en Cataluña nos van dibujando un mapa curioso, sin duda tampoco nada nuevo. Pero no me voy a referir a los resultados que más o menos ya se van bocetando. me voy a referir a “las marcas” y no solo en Cataluña sino también trasladable a Aragón o a otro lugar.

El ciudadano a la hora de votar —y a diferencia de lo que muchas veces pensamos desde la política— escucha y atiende a una sopa o suma de elementos que no siempre son fáciles de predecir y sujetar. Es decir, controlar o manipular por los que acuden al mercado del voto. Prohibido asustarse por que diga “mercado”.  

A las catalanas principalmente se presentan ahora: Junts pel sí; CUP; Ciutadans; Catalunya si que es pot; Unió; PP y PSC. Si observamos las marcas, excepto tres de ellas, el resto no existían como candidaturas hace cinco años. Sólo se mantienen Ciutadans, PP y PSC.

Los únicos por cierto que teniendo posibilidad de tener diputados son partidos únicos. Los otros tres (Junts pel sí, CUP, Catalunya si que es pot) son agrupaciones o candidaturas de unidad. Que además son las tres formaciones que más suben, más posibilidades tienen de gobernar, más cerca se encuentran de mover la política catalana.

Las marcas se agotan, se gastan. Tienen que soportar las mochilas de los años, de las gestiones, del análisis extemporáneo que se hacen de sus decisiones. Resulta imposible defender una decisión tomada en 1985 o 1998, veinte o treinta años después, ya que los partidos han cambiado, las personas han cambiado y sobre todo se ha modificado el momento político y la sociedad que quiere y debe criticar.

Si cambiamos de teléfono cada dos años: ¿es posible entender que un partido político con 30 años de vida o con un siglo de existencia no se siente ya “mayor”? ¿cuánto hemos cambiado todos nosotros en tres décadas?

A veces el lavado de cara no es suficiente, efectivamente, quien espera mucho más espera otra cosa bien distinta. Pero un lavado de cara tras tres o cinco décadas nunca es un lavado de cara. Es siempre un: “tirar todo al cajón de la historia” y volver a empezar con otro tipo de mochilas. Abandonar una marca es carísimo en todos los aspectos. Por eso nunca se hace, si no es tras recibir tal número de bofetadas que ya no reste valor en lo que se abandona. Es decir, cuando ya es tarde aprovechar lo bueno que siempre contiene.

Estamos en tiempos de “agrupaciones”, es decir de proyectos provisionales. ¿Alguien duda que dentro de cinco años todo será completamente diferente “otra vez”? Pero nadie hoy es capaz de adivinar dónde estará la política en Aragón, en Cataluña, en España o Europa, aunque sea solo dentro de cinco años. Nada cambia rápido en política. Pero a veces cinco años es un siglo. Así que todos se apresuran a repensar el todo, a debatir si mantener las marcas es correcto, si el PSC es bueno que se siga llamando PSC u otra cosa, y así y en diferentes escalas, poco a poco y en silencio, todos empiezan a rascarse detrás de la oreja, pues los tiempos de cambio son parecidos a los de la década de los años 70.