Mientras el Corte Inglés vende su 10% a una empresa de Catar, la cadena española de cines Yelmo la vende en su totalidad a la mexicana Cinépolis en un claro avance de la transparencia en las ventas de empresas, que muchas veces se hacen en menor tamaño pero en secreto o incluso sin que lo sepan los propios dueños al estar las acciones en Bolsa.
No es que se venda solo España y parte de sus empresas, es que esto sucede en todo el mundo. La economía nunca la han gestionado de verdad los políticos, pero ahora cada vez menos. El poder de las grandes corporaciones, de las personas o grupos que tienen dinero de verdad, es inmenso. Compran y aumentan su poder pues teniéndolo de antemano es mucho más sencillo lograr que tus inversiones y empresas sean positivas, ya que entre ellas se ayudan pero sobre todo presionan para lograr objetivos concretos.
El TTIP o el NAFTA son simples herramientas para unos objetivos muy concretos, el petróleo es un elemento a la baja y los mercados de futuros o los controles del comercio internacional, la lógica transformación de las inversiones. Las personas tenemos la triste manía de tener que comer todos los días y de tener el vicio de consumir. Ellos solo juegan a dominar nuestros deseos y a controlar el precio de los productos a costa de ser los propietarios de lo que se vaya a producir mucho antes de sembrarlo incluso. Luego simplemente nos lo vender al precio que saben podemos pagar al comtado o endeudándonos, según ellos quieran hacer con nosotros.
El otro mercado sobre el que actúan es el del ocio; sea turismo, arte, deporte, lujo, cine o medios de comunicación por poner algunos ejemplos sencillos. Contra estos poderes es imposible jugar a la política. Da igual si mandan las derechas o las izquierdas, pues ellos venden comida rápida o coches de lujo, hoteles de verano o televisiones. Y de eso consumimos todos, mande quien mande en los Congresos. Solo necesitan que tengamos dinero para gastar, pero lo justo para tener que trabajar mucho y por poco. De tontos no tienen nada,