Leía ayer que mientras los griegos trabajan casi 700 horas al año más que los españoles o los alemanes, su productividad por persona año es bajísima comparada con los ciudadanos que trabajan un 35% menos de horas. Las estadísticas las empleamos a veces para crear sensaciones, ideas, opiniones. Así que mucho cuidado con los datos.
En Grecia hay oficios en donde se jubilan a los 55 años y en España hacerlo a los 67 nos parece (a mi no) incluso poco. Pero no tenemos en cuenta (casi) los años trabajados.
Yo empecé a trabajar a los 14 años y cotizando desde entonces. Mi hermano a los 12 aunque estuvo dos sin cotizar.
¿Se debe medir la edad de jubilación de la misma manera para quien empieza a trabajar a los 26 ó 30 años por no poderlo hacer antes, que a los que empezamos siendo niños?
No es cuestión solo de coste, de años cotizados, que también. Es sobre todo cuestión de agotamiento vital, laboral.
Quien ahora es obligado a jubilar a los 67 años es una persona que en muchos casos empezó de niño y además al no tener una formación alta no solo ha tenido que soportar trabajos duros sino además en muchos casos sin cambios en las empresas.
¿Se sabe medir lo que supone trabajar 50 años seguidos en el mismo puesto de trabajo?
La productividad de cada puesto de trabajo es la suma de muchas variables. Pero los menos responsables en su aumento, control o mal utilización suelen ser —en la mayoría de los casos— las personas que simplemente trabajan.
No se está motivado. No hay formación suficiente.
Pero sobre todo no hay herramientas a la altura de las necesidades, ni directivos que sepan organizar los sistemas de trabajo.
Nada hace más daño a un proceso productivo que unos gerentes incapaces de adaptarse a cada momento, a saber formar equipos, a saber motivar.
Se pueden trabajar 2.000 horas al año y producir mucho menos que los que trabajan 1.500 horas, sin duda. Y además lograr por ello una mala motivación e implicación y una nefasta gestión de los tiempos de respuesta de cada momento.
Yo nunca he querido personas de velocidad fija, fueran del tipo que fuera. Yo siempre he seleccionado (intentado) para mis equipos, personas de muy variada velocidad según el momento.
Lo de menos era contar las horas anuales o los días festivos, sino la producción en cada momento. Algo por cierto que en empresas con diversos niveles de gestión y administración, sé que es complejo de lograr y admitir.
Acercarnos al momento laboral actual es alejarnos de sistemas poco productivos.
No es posible ya competir en trabajos manuales, de alta necesidad de mano de obra. Hoy el trabajo tiene que venir a España desde otras ópticas. O somos capaces de entender esto, o estamos condenados a seguir equivocados.
En los países occidentales con una sociedad del bienestar que hay que mantener, no es posible seguir aferrados a la economía laboral de las muchas horas de trabajo, de la cadena de montaje, de las grandes corporaciones, de aquella producción que muchos pueden hacer por la mitad de precio final.
Rebajados los costes de las materias primas, de los impuestos internacionales al comercio, del transporte de las mercancías, quedaba el coste de la mano de obra. Era inevitable y hay que asumirlo para defenderse.