1.6.15

¿Qué tipo de aragonesismo existe hoy en Aragón?

El examen de reválida política lo tienen tanto las ideas como los partidos en las elecciones, y cuando hablamos de aragonesismo sin duda hay que fijarse en el resultado de las elecciones a Cortes de Aragón, como institución más importante de nuestro país, y así detectar qué sentimientos existen y de qué forma están compuestos. Cual es su posible futuro, cuáles sus debilidades.

La primera mirada se nos va al índice de participación para elegir a nuestros representantes. Y aquí ya vemos el primer síntoma de enfermedad. El 68,27% han votado a Costes de Aragón, que es tanto como decir que un 31,73% no han acudido a votar. Un 2,5% menos de participación a Cortes en la ciudad de Zaragoza. Síntoma que se observa en Aragón cuando en los últimos años se vota en más número de ciudadanos para el Congreso de los Diputados de Madrid que para las Cortes de Aragón.


En Aragón se presentan principalmente dos partidos aragonesistas a las elecciones y a ellos nos vamos a referir, olvidándonos de Compromiso por Aragón que con unos 2.800 votos no nos resulta significativo para el análisis. Los dos partidos que vamos a revisar son el PAR y CHA. Uno más centrista o conservador y otro claramente socialista. Ambos con tensiones en periodos anteriores. Uno con una implantación mucho mayor en el mundo rural como es el caso del PAR y otro con una implantación más repartida con claros huecos territoriales pero logrando más voto hasta ahora en las ciudades.

La suma de ambas opciones nos entrega en las autonómicas de este año 2015 un 11,49% del voto total en Aragón (un 10,36% en Zaragoza provincia, un 12,48% en Huesca provincia, un 17,16% en Teruel provincia, un 8,97% en Zaragoza ciudad, un 7,72% en Huesca ciudad y un 12,7% en Teruel ciudad), una cifra realmente baja, sobre todo si tenemos en cuenta que son la suma de dos partidos con muchos años en la política aragonesa, gobernando o ayudando a gobernar, y que han logrado entre ambos solo de media un 2% más que Ciudadanos quien era la primera vez que se presentaba, con personas nuevas, sin un programa conocido, sin implantación territorial ni cuadros, sin los medios de comunicación dándoles tiempos electorales, sin una campaña más fuerte que los partidos aragonesistas. Si tenemos en cuenta además que en el año 2011 tuvieron en Aragón entre ambos partidos aragonesistas un 17,38%, y en el año 2007 una suma del 20,23%, la enfermedad va tomando cuerpo con unos síntomas complejos de admitir.

El Partido Aragonés gobernó Aragón (y casi gobierna todavía) desde el año 1987 al 1993 y desde 1995 hasta el año 2015. No se puede decir pues que el aragonesismo aunque sea conservador y clientelista con las zonas rurales no tenga experiencia como gobierno, sin entrar a valorar las numerosas presidencias en comarcas y su amplia representación en Diputaciones y Ayuntamientos de todo Aragón. Pero la realidad es que el PAR con un 6,9% del voto aragonés resulta claro que no es una opción suficiente, aunque su posición de bisagra y su astucia política le haya permitido una alta representatividad. Y lo más curioso es que en todos estos años de gestión aragonesista desde todas las instituciones, Aragón no ha mejorado, ampliando claramente el primer problemas de nuestro país que es la despoblación, la desertización de enormes zonas de nuestro territorio, el empobrecimiento de nuestra economía, pero sobre todo el ninguneo de nuestra identidad nacional. Aragón, aun estando el PAR dentro de casi todos los gobiernos, es hoy MENOS Aragón del que era en el año 1987. Menos Aragón para sí mismo y menos Aragón en relación a España.

El otro aragonesismo, el socialista de CHA con un 4,59% del voto aragonés y que muchas veces ha sido más proclive a un nacionalismo reivindicativo, nunca ha gozado de la fuerza electoral del PAR, nunca de sus posibilidades de gobierno y por ello de poder hacer políticas aragonesistas que se pudieran comparar y cotejar con las del PAR. Chunta Aragonesista siempre ha gozado de más influencia en Zaragoza ciudad donde las posibilidades de realizar políticas aragonesistas desde el Ayuntamiento es mínimo y se ha dedicado sobre todo a mejorar las políticas sociales y de derechos de las personas, aunque muy pocas veces este tipo de políticas ha sido reconocido por la sociedad.

Dos modelos de aragonesismo, poco comparables, nada integradores entre ellos, divergentes en sus modelos de gestión interna, en sus posibilidades para mejorar Aragón, incluso en sus zonas de actuación política. Nunca han gobernado juntos en las instituciones importantes de Aragón, lo que ha dificultado más si cabe encontrar sinergias personales aunque fueran solo de cortesía, de trabajo, de búsqueda de soluciones para los problemas comunes y el objetivo común: Aragón.

Tampoco los medios de comunicación o las instituciones NO políticas aragonesas han hecho nada por el encuentro entre ambas formaciones políticas. No ya un acercamiento político, que nunca ha tenido sentido práctico ni válido a partir de tanta diferencia ideológica y personal, sino a la hora de trabajar más cerca, analizando problemas comunes a todos los aragoneses desde posiciones más aragonesistas, coincidiendo ampliamente en debates, etc. Aunque a todos nos cabe la gran duda de si en realidad ha existido aragonesismo auténtico en las ganas de sentarse sobre una mesa o en la de extrañarse y desde lo personal. Pero la realidad vista desde fuera de la política es que son dos líneas de aragonesismo que nunca parecen encontrarse ni para saludarse en el ascensor.

La realidad hoy, en el año 2015, es que el aragonesismo está herido grave; que debe si quiere sobrevivir modificar tremendamente sus objetivos, sus fondos y formas, su presencia no ya ante la sociedad (que sin duda) sino sobre todo ante los órganos de poder no político de la sociedad…, o Aragón perderá por bastantes años el aragonesismo real.

También es cierto que se observan guiños al aragonesismo desde partidos centralistas como Podemos o ZeC tras la incorporación de Puyalón, así como del PSOE aunque con menor importancia, sabedores ellos que el voto aragonesista es posible ser trasvasado hacia partidos que en sus genes no lo son. Es otra desvirtuación del aragonesismo, aquejado de una falta de identidad entre los propios aragoneses que no han sabido bien qué representa, para qué sirve, qué usos sociales y políticos se hacen en otros territorios que si saben valorar con suficiencia la posibilidad de que partidos propios gestionen decisiones propias.

Todos somos responsables de esta situación, que en conjunto no es ni mala ni buena, pues sobre todo es derivada de la voluntad de los aragoneses. Desde el aragonesismo y con diversas formas se ha intentado hacer crecer, pero no se ha logrado, excepto con fórmulas antiguas en núcleos pequeños de población que se ha demostrado no se mantienen en el tiempo. O el aragonesismo es capaz de edificar nuevos discursos, nuevas realidades sociales, nuevos objetivos políticos, o está encaminado al desastre o a su desaparición. Da igual que en algunas Comarcas tenga un voto del 1,6% o un 22%. No es un voto con futuro mientras se mantengan las actuales formas y se sufre una lenta pero clara caída de la intención de entregarle responsabilidad de gobierno por sí solo y no como muletilla de partidos grandes que solo emplean las bisagras para abrir puertas por las que entran ellos.