Uno descubre España y nuestra sociedad caminando y escuchando, no hay otra. Leyendo o viajando. Este mes aparecimos sin determinación en una iglesia de La Coruña a descansar y a ver arte. Nada más entrar vimos que allí se estaba preparando un coro para hacer una actuación y decidimos quedarnos, pues sin duda la música es un lujo artístico que hay que mimar y de la que hay que beber.
Era el Coro de Oleiros. Y empezamos a dudar. ¿Oleiros? ¿Un colegio, una asociación, un barrio, un equipo de fútbol?
Ahora ya sabemos que Oleiros es un pueblo de La Coruña con 34.000 habitantes. Uno que viene de Aragón donde Teruel tiene una población muy parecida a Oleiros, una ciudad gallega para mi desconocida, debe reconocer en el acto que mis ignorancias de todo superan muy ampliamente mis pobres conocimientos de algo. Oleiros una ciudad. Jope.
El Coro de Oleiros sonaba maravillosamente y eso era lo importante para aquella tarde. Dirigidos sus más de 50 integrantes por su director Luciano Lago, impresionante persona que además de dirigir entretiene y explica, nos dedicó una hora a disfrutar de una música moderna en un repertorio muy bien elegido para entretener dentro de una iglesia que no siempre debe recibir música aburrida o música para minorías. Un aplauso por el recital, por el programa, por los niños que al final ayudaron en algunas canciones, por un excelente director que sabía dominar el espacio y la música compartida.