Uno a veces entra donde no debe, pero entra. Ayer en La Coruña y tras ver una exposición del primer profesor de Picasso, su obra y los inicios del Picasso niño, en el mismo edificio de la Fundación Abanca, antigua Caixa Galicia, se ofrecía una exposición de la Policía Nacional. Jodo Pedrín.
Al entrar todo bien, banderolas, emblemas, un traje entero de antidisturbios y..., enseguida vimos que no era solo una exposición de la Policía Nacional sino del grupo de antidisturbios en su no sé cual aniversario. Decenas de fotografías poblaban la sala nada más entrar, llenas de sabrosas intervenciones de esas que a veces publico yo en mis blog, pero con criterios diferentes a los suyos. Para mi, pegar y ensangrentar a una personas que hay que desahuciar es una cabronada, nunca un elemento para montar una exposición.
Pero además teníamos una amplia y excelente colección de pelotas de goma según años y colores, cascos y escudos de plástico, elementos varios para pegar, incluida una gran vara de plástico que dices es solo para entrenar. ¿Para entrenar para qué?
Aguantamos como machotes la exposición llena de soldados de carne y hueso deseosos de explicar para qué sirven esas cosas que colgaban de la pechera en los maniquíes, pero os juro que las fotos ni las miramos más que de reojo, no fuera a notarse mi cara de asco. Uff. Salimos con ganas de irnos al wc. Donde coño nos metemos, por viajar entre tierras conservadoras. En otras ciudades estas exposiciones no me las puedo ni imaginar en salones de un banco privado, en el centro de la ciudad.