Hoy parece que tenemos verano pero las nubes nos convierten el cielo de la política de izquierdas en gris y apagado. La izquierda no ha sido capaz de presentarse unida porque no se respeta ella misma, porque tan pronto somos capaces de firmar y salir en la foto con un 1% de aumento salarial para 2015 y un 1,5% para el 2016 como de prometer lo mismo desde cuatro o cinco tribunas diferentes que además de mirarnos de reojo no nos atrevemos a decir en público que nos odiamos. Y siempre sin perder la sonrisa complaciente y seguir creyendo que somos de izquierda. Mientras tanto el PP hace SU revolución en un vídeo para robarnos hasta eso.
La derecha está contenta pues sabe que va a seguir gobernando y ganando, aunque ahora tengan que soportar de criados a los de Ciudadanos que los entretendrán con algunas gestiones menores y bonitas para taparles la boca. Eso si, las izquierdas volveremos a decir que es una vergüenza y saldremos en la foto todas unidas, pero siempre después de la hora de votar y nunca antes. Nos encanta la unión una vez que ya nos hemos asegurado la parcelica de poder pequeñico, porque la izquierda real se conforma con los corralicos, nunca con las grandes dehesas de poder.
Ser de izquierdas al final, es una pérdida de tiempo que se lleva dentro, que se sufre como ser de algunos equipos deportivos, en silencio y con rasmia. Siempre nos quedará echar la culpa al árbrito o al balón. Pero somos incapaces de hacer algo más por resolver los problemas de la sociedad, aunque los tengamos perfectamente señalados. Y somos incapaces porque nos falta lo básico, la amalgama que sea capaz de hacer equipos unidos que trabajen unidos. Si al menos nos uniéramos para decir que somos la izquierda desunida ya habríamos avanzado algo.