En Andalucía se juegan tanto Podemos como Ciudadanos el primer combate cuerpo a cuerpo para demostrar si en realidad son “nueva política” o son simplemente unas nuevas marcas de la vieja política. Y ellos lo saben bien, lo que no les impide temblar y dudar.
Todos estamos observando la reacción de Podemos y Ciudadanos ante las jugadas maestras pero antiguas de Susana Díaz, que intenta acorralar las decisiones de los nuevos partidos entre el caos y desgobierno o el apoyo por una migajas. Queda la tercera opciçon y bastante posible de que finalmente sea el PP quien opte por las viejas políticas de apoyo, lo que dificultaría al PSOE mostrarse como una renovación con aires nuevos. Un PSOE andaluz entregado a los vaivenes del PP no sería la jugada maestra de una Susana Díaz que adelantó las elecciones para librarse del peso de IU.
Estratégicamente tanto a Podemos como a Ciudadanos no les interesa apoyar al PSOE, ellos deben estar en la línea de creer en nuevas formas, en nuevos proyectos, incluso en nuevos rostros que den aire nuevo. Todo lo que no sea eso es perder para ellos. Ciudadanos lo tiene más sencillo el apoyar en Andalucía, pero ellos quieren jugar a una liga nacional de pases en corto, de bisagras con poder. Pero Podemos aspira a cambiar la sociedad o al menos a eso ha embarcado a IU, y no tiene sentido que a las primeras de cambio se alquile por un plato de lentejas aunque tenga la forma de unos cambios estéticos en las caras.
Todos van a jugar con el tiempo pues saben que en tres semanas todo tendrá otro color. Y lo que casi lo mismo. Que un error en Andalucía les va a dar una patada en los riñones de toda España. Sin duda al final el PP abrirá la puerta al abrazo del oso o bien Podemos se convertirá en la nada ya anunciada. Salir a la arena política como la esperanza perfecta para apoyar a un PSOE lleno de trampas en Andalucía no era lo que se esperaba de las gentes de morado.
