Yo no soy quien para decir las personas que deben ser Alcalde en las ciudades españolas de las que tenemos conocimiento y causa, pero si soy quien para señalar quienes NO deben ser alcaldes por su arrogancia, su pasado oscuro, su incapacidad para dejar que los ciudadanos participen y conozcan con luz clara sus gestiones, por recibir regalos envenenados o por ser cínicos o violentos verbales.
Hay incluso grandes candidatos sin programa, chulos y prepotentes, venidos de otros siglos viejos a seguir molestando a la democracia. Gentes que ya han hecho trampas o que las conocían y ahora dicen que eran tontas de baba. Hay candidatos que parecen haber nacido en la política municipal y de las que no se conoce ninguna otra actividad laboral o humana o de relación con su ciudad que no sea la de ocupar un despacho y varios sillones.
Yo y tú, no somos quienes para decir lo que deben o no deben votar nuestros vecinos de calle, de comunidad, de ciudad. Pero sí debemos defender nuestras ciudades de sapos y ratas, de peligros y de incapacidades para lo público. Por eso, porque tenemos la obligación de defender lo nuestro, debemos avisar que hay mucho sátrapa e incapaz que quieren seguir viviendo de nosotros. Mucho cuidado con sus trampas.