Ayer Esperanza Aguirre volvió a insultar
a la inteligencia básica. En política es imposible servir a la sociedad desde
la prepotencia mantenida en el tiempo. Uno pueden ser prepotente a ratos,
déspota de forma disimulada, poco inteligente varias veces al día. Pero serlo
siempre y para siempre es abusivo y se nota mucho.
El PP puede hacer varias cosas, incluso
más de varias. Pero solo debería hacer una. Refundarse y pensar que en España
seguimos necesitando un Partido de Derechas válido que sepa tratar a los
ciudadanos como personas. Todo lo que sea seguir manteniendo a personajes de
novela costumbrista, a políticos del siglo XIX entre sus filas, a jetas de
libro, favorece a la izquierda una vez que los españoles se han despertado y
permitirá a medio plazo que esta izquierda se duerme en los laureles.
Es un cambio generacional, pero sobre
todo es un cambio de talante, de discurso, de formas, de trajes, de color, de
tipo de sonrisas. No siempre hay que sonreír, a veces y si la circunstancia así
lo indica, hay que estar serio y taciturno. Hay que saber comunicar con el
sentimiento. Y hay que ser honrado que es muy diferente a ser legal.
Y estos avisos sirven para también para
un PSOE anclado en otro siglo, con unas viejas guardias que fueron socialistas
y ahora son solo viejas, con algunos movimientos políticos que sin duda son
copia de los que nos hemos acostumbrado a ver por toda España en estas dos
últimas décadas. Ser socialista es algo muy diferente a ser estratega político
contra tu contrincante del mismo partido. Seas andaluz o aragonés, que de todo
hay. Los aparatos, que son esa cosa metálica y dura que sujeta las entrañas de
las organizaciones, deben ser maleables, dúctiles, flexibles, más inteligentes.
A quien se mueva en la foto hay que preguntarle por qué se ha movido.