Hoy era la última cena en el hotel de Mérida, un cuatro estrellas de las que se le han caído algunas de ellas al suelo cuando menos; y he salido algo decepcionado del servicio, para ser benevolente. El Hotel Velada Hoteles de Mérida no guarda relación con la categoría que proclaman, con independencia de las particularidades de mi estancia.
Hemos estado un grupo de 55 personas durante seis días a media pensión. Con independencia del acuerdo económico al que habrán llegado la agencia de viajes que organiza el viaje con la cadena hotelera, nunca, repito, nunca, un hotel de cuatro estrellas debe cuidar el turismo de esta forma con unos servicios de sala y cocina tan irregulares y extraños. El propio hotel es el que debe colocar el listón donde él considere oportuno en cuanto a precio y servicios y a partir de ese momento asumir la calidad que ofrece.si da un servicio irregular por precio, es su responsabilidad.
Voy a poner solo el ejemplo de la cena de hoy de un hotel de cuatro estrellas, repito también, para 55 turistas adultos. Para primero un plato con los mismos embutidos que ponen para el desayuno. Un filetito de jamón serrano, una rodaja de chorizo, otra de salami algo más grande y uno de jamón cocido que era lo mejor del plato. Para segundo unos trozos de pollo guisado en una salsa de almendras con patatas fritas congeladas. Y de postre y como en otra ocasión en esta semana una bandeja para 12 personas de 12 yogures de sabores marca Danone para que cada uno elija el sabor. El pollo estaba aceptable pero servir en 6 días de cena un total de pollo en tres ocasiones es tal vez excesivo, o que al preguntar ayer por el tipo de pescado se nos respondiera que era primo del bacalao resulta también significativo. Creo que era fletán pero no estoy seguro, sin duda muy alejado del bacalao y más parecido a un lenguado rechoncho. Servicio que me hizo recordar al CIR de Vitoria en el servicio militar donde la comida se entregaba para que nos sirviéramos los soldados.
No voy a comentar los horarios de los desayunos cuando vas en grupo, ni los problemas de los dos ascensores, ni de lo que sucede en los desayunos cuando se juntan dos grupos de turistas a la vez, o de la calidad de ciertos productos. No es necesario insistir. No es tampoco solo una queja al Hotel Velada de Mérida ni a sus trabajadores. Aunque lo parezca. Es una crítica al sistema turístico que permite esta baja formación turística. Ellos pueden decidir seguir dando este servicio y considerarlo normal. Para mi este hotel de cuatro estrellas no es comparable a otros de 3 estrellas de Cambrils, Barcelona, Salamanca, Valencia, Madrid, Vitoria, Bilbao, San Sebastián, León, Sevilla o Córdoba por poner algunos ejemplos de el año 2014, elegidos en mis viajes con los mismos criterios que el Hotel Velada de Mérida. El que más lo siente soy yo.