Es más gratificante amar que ser amado, pero todos necesitamos sentirnos amados y queridos. Por eso el poder de amar es una de las bendiciones mayores, aunque no están a mano de todas las personas. Las hay incapaces de amar, de valorar el amor y la relación entre personas, de ponerlo en el valor más alto. Ellos aun así aspiran a ser amados por su poder, pero siempre es un amor falso, con precio. Y los amores verdaderos nunca tienen precio. Siempre tienen un gran valor.