He hablado en días anteriores del peronismo como un posible peligro en el que puede caer la política española, a
poco que el populismo se vaya adueñando de las nuevas formaciones políticas.
Pero dentro de un escenario poco positivo hay que añadir dos notas claramente positivas
para nuestra sociedad.
La primera es que la irrupción de Podemos
ha supuesto una bocanada de aire fresco en la política española, congelada
cuando no totalmente manipulada y manipuladora, que necesitaba derrumbarse y
volverse a edificar. Y en eso estamos con las dudas lógicas de los que de
momento solo vemos escombros y algunos planos en papel.
La segunda es constatar que dentro de
Podemos y sus sucursales con diferente nombres hay personas muy válidas, gentes
a los que la política y la sociedad no les pilla de lejos ni mucho menos y
sobre todo una gran parte de la organización IU que si sabe trabajar muy bien y
mucho con el tejido social de los barrios, de las asociaciones, de los
sindicatos, de los más débiles.
La escuela del populismo lo va a tener
complicado para imponerse sobre el gran equipo de personas que forman la
experiencia, aunque sin duda la desafección dentro de Podemos ya está atacando
sus bases. No solo bajan en expectativa de crecimiento sino que su propia participación
en votaciones o de forma presencial, es claramente menor de lo que ha sido en
otros meses anteriores.
Tienen un gran trabajo por delante, un
inmenso trabajo de labranza y de retirada de malas hierbas, y sobre todo de
sembrar lo que debe ser un futuro más válido para que sirva en el tiempo. Sr
flor de un año es mala cosa para una España que necesita sobre todo soluciones
que no dependan ya de viejos elefantes.