Mi obligación como ciudadano imbécil es creerme casi todo. Es que si no, uno va camino de la infelicidad a velocidades de vértigo. Hoy leo que de la mierda humana, de esa que tiramos sin darnos cuenta de su valor, se puede sacar oro y plata. Joder, no me veo yo metiendo mano para buscarlo, excepto que se ma haya caído el anillo de boda. Pero no, parece ser que es por las nanopartículas metálicas que comemos y nos tragamos.
La Universidad de Arizona, que nos pilla muy lejos, dice que realizando un tratamiento propio de minería en plantas de tratamiento de aguas fecales, en una ciudad de un millón de habitantes se podrían rescatar unos 10 millones de euros al año en metales preciosos. Un kilo de lodo de wáteres extraído de las cloacas encierra de media 0,4 mg de oro, 28 mg de plata, 638 mg de cobre y 49 mg de vanadio.
Esto es un descubrimiento de aupa. En serio. Si le sumamos que además se puede emplear para abono, para asfaltar carreteras o para hacer madera y muebles, en breve me veo separando la mierda en garrafas para el contenedor marrón. Y ya perdonarán.