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Cuando somos capaces como sociedad y como
gestores de la misma, de publicar en el Boletín Oficial del Estado lo que es
Dios, lo que es la virginidad, y sobre todo lo que es el adviento —que yo
pensaba que era un viento fuerte o las ganicas del Corte Inglés por vender más—
uno ya se marea y decide con calma borrarse de este santo país y escapar a las
montañas.
Yo no sé si estos papeles son broma —creo que si—
si son por el contrario un catecismo aprobado y bendecido por seglares, o es mas
bien un motivo más de preocupación.
Siempre he pensado que era más rentable sociológicamente
para la propia religión separarse del Estado, para demostrar que ellos están
por encima de todo. Pero queda demostrado que si no es viviendo a las faldas de
“papa”
Estado, no saben rentabilizar sus “verdades”.
El día menos pensado vemos en el BOE las
directrices para cazar caracoles en las curvas, mientras con una mano tienes
que llevar la bolsa de plástico. Jope.