Mientras algunos partidos cambian
presidentes territoriales elegidos por los militantes junto a los bombines de
las cerraduras como quien cambia el agua de las macetas, otros elijen a sus
directivos entre todos y desde todos, derrotando democráticamente a los que salen en los medios,
para demostrar que no siempre salir en la tele sirve para todo.
Me queda la duda ahora de si esta nueva política
tan variada servirá para nombrar Presidente de un partido a alguien que no esté
ni siquiera apuntado como militante al mismo, cosa que me parece simpática y
que nunca se le hubiera ocurrido a Marx. El de los hermanos.
Se nos viene encima el cambio, cuando no
la revolución al menos de las formas, pues parecemos tan tontos y con tan poca
capacidad para entender lo obvio, que la leches van a ser de órdago, es decir
completas y arrojando a las hogueras toda la mochila que nos queda que ya está
casi vacía. Uff qué interesante tiempo. Hay que estar muy despiertos.