Hay una variable en casi todos los
sondeos a la que se presta muy poca atención por parte de los partidos de izquierda,
y es la edad del votante y su segmentación del voto según esta.
Toda la izquierda está convencida de que
el voto joven le es fiel, y esto es cierto. Siempre ha sido así y lo sigue
siendo. Como también ha sido cierto que el voto joven es el que más
abstencionista es y el que más fluctúa el día de las votaciones, entre decidir
acudir a votar o quedarse en casa por decisiones de última hora de complejo análisis.
Pero lo curioso es que los partidos de izquierda
parecen dar por perdido el voto del ciudadano mayor de 55 años, que suele ser
un voto que sí acude a las urnas, que es fiel a votar, que conocimos de cerca
la transición, que aprendimos a votar a la vez en el tiempo que aprendíamos a
ser adultos.
En el último sondeo publicado, el de la Razón,
se mantienen bastante igualada el porcentaje de voto que recibe el PSOE en
todas la edades. Pero el PP sube desde un 18,1% entre los jóvenes a un 34% en
el segmento de entre 45 y 64 años, para ascender al 49,2% entre los mayores de
65 años.
En el caso de Podemos recibe un 24,5% de
intención de voto entre jóvenes para bajar al 7,2% entre los mayores de 65
años, conservando un pequeño dato del 12,8% entre los votantes de 45 a 64 años.
Para IU es el bloque de entre 30 y 44
años el de mayor fidelidad con un 8,2% que baja al 5,8% entre los 45 y 64 años
para hundirse en un 2,8% a partir de los 65 años de edad.
Mientras la izquierda no sea capaz de convencer a
los más adultos de que ellos son una salida válida a sus necesidades sociales,
y que no solo entendemos sus problemas presentes sino también los futuros, o
siempre será la derecha con su “seguridad” la
que se llevará este importante voto.