Es posible que esté a punto de emprender una nueva empresa, trabajo, idea. Pero que el miedo al fracaso le esté atenazando. No se preocupe mucho, es lo normal. ¿Por qué fracasan las empresas?
Pues muchas veces por no haber pensado con detenimiento que no es lo mismo abrir una empresa o un servicio en una calle o en otra, en un barrio o en otro, en una ciudad o en otra. Por impuestos o por falta de clientes potenciales, por tener mucha competencia o por realizar un servicio que en esa zona no le van a reclamar, por no disponer cerca de buenos profesionales para contratar o por estar muy lejos de proveedores de calidad.
Otro error grave es no tener realizado un buen “plan de negocio” que analice todas las posibilidades. Casi todos los planes de negocio suelen salir negativos, son pesimistas. Es cierto. Pero es mejor saltar al vacío sabiendo qué datos tenemos para ponen o no un colchón de un tamaño determinado.
No cometa el error de intentar una empresa sin suficiente formación, sin una experiencia que abarque todos los lados de la empresa, que sepa fabricar y vender, servir y cobrar. El mercado se rige por una reglas muy determinadas y hay que conocerlas. Luego usted las sorteará de una forma o de otra, las modificará para su servicio o las adaptará a su empresa. Pero al menos conózcalas bien.
El dinero es necesario. Esto jode pero es inevitable. Saque cuentas, calcule la inversión, las facturas de los primeros meses, los gastos de seis meses con muy poca facturación, los sueldos de todos pues hay que seguir comiendo aunque no se logre cobrar lo facturado, los gastos financieros, un remanente para imprevistos, y no tenga miedo. Pero es necesario esto pues nada fastidia más a un negocio que tener que conseguir liquidez en los primeros meses de vida lo que dificulta toda la implantación.
Toda empresa necesita darse a conocer, sea del tipo que sea. Sus clientes, algo imprescindible, ya están ahora servidos por alguien. Tú les vas a solicitar que cambien y para eso hay que ofrecerles algo más que sus actuales proveedores. Hay que trabajar mucho este aspecto y hay que insistir. No es fácil, pero depende de ti. Para eso tendrás que trabajar mucho y muy bien tu proyecto, no hay que olvidarse que todo dependerá de ti.
Los socios son importantes, las compañías de todo tipo en el proyecto de emprendimiento. Pero también suelen ser el gran problema, si contamos solo los ajenos a la propia actividad con tus clientes. Los socios pueden hundir la empresa si no se llevan bien, si no se distribuyen bien los respetos y las funciones. No es fácil la convivencia sobre todo cuando surgen los problemas. Cuando hay que darle más gas, apretar con más brío el acelerador.
No te hundas todavía; si las cosas no van bien, no pienses en el fracaso sino en estudiar las alternativas. Un negocio no da nunca beneficios en poco tiempo, siempre es un proyecto a medio o largo plazo. Por eso hay que analizarlo todo bien desde el primer día planificando esos tiempos de complicado camino. Calma, analiza todo, mira qué ha salido peor de lo que pensabas, y cambia acciones antes de desistir definitivamente. Si al final tienen que cerrar la idea, recuerda que nadie te podrá quitar lo que has aprendido. Lo importante no es caer, sino saber levantarse y aprovechar todo lo que has aprendido, que seguro es mucho.