El mismo expresidente del Gobierno de España, Felipe González, que aboga por una coalición de gestión entre el PP y el PSOE, se nos ha convertido en ciudadano colombiano. Que menudo alivio para algunos.
Debería estar prohibido esto ¿no?, la figura de expresidente, reconocida y pagada, debería tener el freno de no poderse convertir en ciudadano de otro país. Hemos tenido suerte que es un país amigo, pero imaginemos que se hace ciudadano de Suiza, de Rusia o de China. El lío estaría montado.
Según vamos creciendo en edad vamos creciendo es un síntoma curioso y a veces gracioso. Hacemos lo que nos sale de la entrepierna. Para lo que nos queda en el convento, nos cagamos dentro.