Ayer se volvieron a publicar sondeos
electorales como termómetros del momento mucho más que como reflejo de lo que
sucederá dentro de un año, cuando efectivamente hay que acudir a votar.
Más que en los posibles resultados finales
en número de diputados, algo imposible de predecir ahora, podríamos mirar la
fidelidad del voto en los partidos, para saber qué está sucediendo.
El 26,6% de los votantes del PP dicen de
cambiar su voto
El 45,2% de los votantes del PSOE dicen
de cambiar su voto
El 51,4% de los votantes de UPyD hablan
de cambiar su voto
El 65,8% de los votantes de IU aseguran
que cambiarán su voto
Con estas tendencias a falta de un año
para acudir a votar, aun sabiendo que se matizarán, el trabajo que deben hacer
los partidos políticos es inmenso, para intentar recuperar a sus propios
votantes.
Si además nos fijamos en los datos que
nos informan desde donde vienen los nuevos votantes a Podemos, el trabajo para
algunas formaciones es titánica.
El 56,1% de los votantes anteriores a IU
dicen ahora que votarían a Podemos. En el caso del PSOE lo harían un 32,9% de
sus votantes. Un 30,8% de los antiguos votantes de UPyD también cambiarían su
voto hacia Podemos. Incluso un 9,6% del votante del PP se decantaría ahora por
Podemos. Incluso un 26,1% de los viejos abstencionistas votarían ahora al
partido de Pablo Iglesias.
Estaríamos hablando de unos 6.200.000 de votos que
se moverían desde todas las demás opciones hacia Podemos, incluso en esa cifra
logrando movilizar a unos 2.500.000 abstencionistas anteriores. Quedan pues 12
meses muy interesantes.