Los datos del último sondeo electoral a
nivel estatal, producen una sensación de complicado mareo, de llevarse a
término el resultado dentro de un año, que es cuando nos toca decidir.
Un PSOE con menos de un 20% de los votos resulta
complicado de entender de cara al futuro, colocándolos en un punto que podría
afectar incluso a su supervivencia como partido político. Es de tal tamaño la
maquinaria que poseen que resulta complicado entender las soluciones que ellos
mismos se deberían practicar. Incluidas la refundación o la disgregación en
partidos socialistas federales. Han intentado cambiar de líder y han buscado a
una persona joven que además está deseando acabar con los pispajos anteriores,
pero la sociedad no apoya sus intentos.
El PP con un 26% parece tenerlo mejor, al
aglutinar a “toda” la derecha, hasta que esa derecha se rompa. Y no tanto por los
nuevos partidos políticos —Ciudadanos y UPyD— como por nuevas fórmulas
populistas que pudieran surgir en la derecha una vez que estén en la oposición.
Mientras estén en el Gobierno no saldrá nadie a conquistar el cielo.
El caso de IU puede ser de libro de
estudio para una tesis complicada de montar. Han pasado de un 12% de voto
sondeado hace año y medio a un 4%; de 50 diputados posibles que nunca vieron
más que en sondeos, a que les digan que solo obtendrían entre 2 o 3. ¿Es
posible digerir esto sin que las canillas se pongan a temblar?
Parece bajar UPyD en la misma medida en
que parece subir Ciudadanos, mientras que también los nacionalistas catalanes
ven tambalearse los datos, que parecen más rígidos en el país Vasco.
¿Son inamovibles estos datos que se repiten en los
últimos meses en muy diversas empresas de sondeo y de medios de comunicación?
Pues todos saben que no. Que esto solo es un boceto de la realidad que se dará
a partir de mayo 2015. Pero nadie dice si será la realidad peor o mejor, más
rupturista o menos con el actual sistema bipartidista. Puede suceder casi todo
en estos próximos meses.