Hoy eran las “Marchas por la dignidad de un pueblo” como en plena dictadura franquista, como en los tiempos sin
democracia. Simplemente por la dignidad, por nos seguir perdiendo derechos, por
no tener más hambre.
Esta mujer porta un cartel duro, muy
duro. Ella no le tema a la represión de las fuerzas de seguridad del Estado,
ella a quien en verdad teme es al silencio del pueblo, a la dejadez de los
ciudadanos, a las personas ya hundidas.
Se pide poco, se pide pan, trabajo, una
vivienda, unos derechos básicos. No tenerlo supone un gran error de la
sociedad, del Estado, de todos nosotros. Pero sobre todo supone un peligro. Un
grave peligro. La tristeza nos está hundiendo como sociedad, entre los que
realmente lo están pasando muy mal y los que creen que esto es todo falso,
posturas, ganas de joder.