A IU le están saliendo ruidos y centellas que anuncian tormenta a poco que no sean capaces de pensarlo dos veces. Ese camino de ida hacia Ganemos, sea en Madrid, Zaragoza u otros lares, les puede suponer convertiste en una sopa de complicada digestión, pues Podemos y a través de ellos Ganemos, no pueden consentir una excesiva amalgama de siglas sobre la mesa.
Las buenas ideas suelen fracasar o por falta de apoyo o por exceso de padrinos. Ambas y antagónicas posibilidades se dan en el mundo real, en la empresa que intenta poner de pie los proyectos, pues tan malo es no tener quien te apoye como tener un exceso de primos hermanos.
A IU ya le pesaban en exceso la igualdad de fuerzas internas que dividían sus debates entre comunistas y socialistas de verdad. Con la entrada de Ganemos y Podemos, de los que todavía nadie sabe qué son en realidad —hablamos ideológicamente como apellido, pues de lo que no hay duda es de que son lo nuevo y diferente, lo progresista que quiere acabar con los abusos del neoliberalismo— se forma un revulsivo entre todos los ciudadanos que hartos de jetas y maleantes quieren un país normal pero limpio, donde se pueda trabajar y pagar impuestos sin que te joda mucho.
IU debe entrar en esta posibilidad pues más izquierdas sería una perla para el PP, que no se merece quien huele a naftalina. Pero debe entrar por la puerta principal, o no entrar. Debe entrar siendo respetada pero siendo ella generosa con los que ganan ahora.
Algo hay claro, parecen tiempos en los que tener 50 años es un handicap, un sello de jubilación política. Tal vez precisamente lo que debemos hacer quienes pasamos de esa edad es admitirlo y dejar el camino libre. No tienen tanta experiencia como nosotros, pero están limpios. Y nosotros no fuimos capaces de romperles la cara a los jetas de traje chaqueta, así que cómplices si que parecemos.