El otoño es el barullo, casi la hecatombe, el no saber bien si estás viniendo, si ya has llegado, si queda algo después del frío. Es la parada para recapacitar y ponernos trascendentes para nada. Es el momento de repensar hacia donde seguimos empujando. Es el inicio. Es el pobre marrón que se ha comido a los verdes, pero siempre queda la luz y el sol para pensar que todo volverá a su color de siempre.