La mujer principalmente en los años en que el cuerpo se mueva y viene la menopausia, sufre en apariencia cambios orgánicos que acompañan a una edad compleja que no siempre queremos o sabemos entender bien. Se tiende a ganar peso, a cambiar la figura, a que algunas depresiones leves empiecen a atacarnos y a tenerlas que prestar atención para que no vayan a más.
En estos periodos, la alimentación hay que controlarla en calidad y cantidad, para que no cree problemas donde no los haya, para que no aumenten los que ya tenemos. Veamos algunas pautas de comportamiento ante las comidas.
Es bueno tomar alimentos variados y apetecibles y que sean además en parte diuréticos, que ayuden a limpiar el cuerpo. La piña es un gran aliado, los frutos rojos, el calabacín, los espárragos, el humilde perejil, los cereales, las infusiones que no contengan mucha teína.
Hay que aumentar los productos lácteos, que no tengan mucha grasa para controlar el peso y que en cambio aporten calcio.
Debemos cambiar gran parte de la bollería fina y los dulces por frutos secos, legumbres, cereales, verduras, algunas frutas, yogures, etc.
La sal deja de ser un gran aliado en las comidas para convertirse en un problema, pues la tensión arterial aumenta. Hay que cambiar algo de sal por hierbas o condimentos que también realcen el sabor sin ser sodio.
Menos fritos y más vapor, horno, microondas, plancha, papillotes bien preparados, etc. Cocer en su jugo con los añadidos de condimentos variados, antes de freír en aceite. Y si es inevitable, eliminar sobre todo el sobrante de aceite con papel absorbente.
Hay que beber dos litros de agua al día. Directa o en infusiones o como frutas con alto contenido en agua. Y recordar que los germinados de soja son otro aliado perfecto para esta edad.
Y sobre todo intenta prohibirte los azúcares y las grasas después de la comida principal, pues además de subir la glucosa te afectan al descanso pues alteran el sueño.