Votar es algo muy importante para las
sociedades, para todas, pero muchas veces nos vamos dando cuenta que votar también
es un acto de manipulación. Simplemente nos necesitan para que acudamos a votarles,
sin los mecanismo básicos de un sistema democrático de elección.
Algunos se han dado cuenta que la mejor
manera de optimizar su propia legalidad es haciendo el paripé de que los
ciudadanos deben acudir para dar la apariencia de que votar es importante para
la libertad y las mejoras sociales.
Algunos tramposos han descubierto que la
mejor forma de seguir como dictadores es logrando el poder, manipulando la
democracia para que parezca legal y hermosa. Tras aprender a dominar los mecanismo
de la legalidad democrática para poderlos manipular, el siguiente plan es dar
un poco de libertad no controlada. Pero no a todos, no siempre. Es como criar
cerdos de jamón caro, hay que dejarlos en el campo para que coman libres. Pero
todos terminarán como jamones, vendidos.
¿Y ante esto qué se puede hacer? ¿es
mejor ir o no ir a votar? Pues en realidad da igual. Lo que sea menos peligroso
para las personas. La manipulación es tan fina como la lluvia que cala aunque
no se note. Y curiosamente cada día hay menos países dictatoriales pero también
menos países democráticos de verdad. Se ha creado un limbo legal que está lleno
de países de lo más variopintos. Ya no hay dictaduras, hay muchas dictablandas.
Nota.: La imagen es la de un centro de votación en Botswana, del fotógrafo Marco Longari.