Hay pocas sensaciones más corrosivas,
menos explicables, más tontas, que la incapacidad para comunicar de los
políticos españoles en las dos últimas décadas. Increíblemente siguen y se
acrecientan, sin saber bien cual es el motivo. Hay periodistas, buenos periodistas,
profesionales de la comunicación, que deberían haber sido capaces de convencer
a los políticos que así vamos muy mal.
Si Podemos está subiendo como el merengue
es precisamente por la mala comunicación de los políticos actuales. Ellos ahora
ya, están simplemente sonriendo, no se tienen ni que mojar en busca de su
equivocación, les están haciendo todo el trabajo. Suben con aire, pero se
endurecerán al contacto con el calor del horno de la sociedad. Que nadie piense
que se desinflarán, aunque tampoco que se convertirán en acero a las primeras
de cambio.
Hoy mismo veo que Rajoy, con la ayuda del
PP ha decidido no explicar en el Congreso y en un Pleno extraordinario los
últimos coletazos de la corrupción. Tremenda equivocación, aunque la verdad, llegaría
muy tarde el cambio, son excesivos años de separación entre los políticos y la
sociedad.
Hoy los políticos estamos en un campo de
juego y la sociedad está en otro campo de juego. Pero entre un campo y el otro
no nos separa una línea blanca sino el pasado.
No vale con pedir perdón, estamos en el
siglo XXI, necesitamos información real, decisiones, explicaciones inmensas y
extensas, seriedad y ganas de rectificar, y capacidad para interactuar con la
sociedad y con otros políticos. En estos momentos los políticos “viejos” están
asustados, no entienden casi nada, siguen creyendo que esto es un bluf, que a
la gente no la entiende nadie. Piensan que van a perder su puesto de trabajo,
lo que le alivia en muchos casos, pero no quieren hacerlo desde el empuje
social hacia el vacío. Desearían irse ellos cerrando la puerta tras limpiar los
cajones.
Pero lo cierto es que sobre los cajones
vendrán otros a revisarlos, a rascar sobre las maderas podridas y eso acojona.
La España actual no se regenerará en el 2015 sino a partir del 2016. Así que
como sociedad un consejo: aprendamos a tener paciencia. Sí, más.
La imagen es de Andrea Comas.