Artur Mas se ha aclarado confundiendo a
los que no son catalanes y presionando con una patada en el culo a los de ERC.
Hará una votación de Comunidad de Vecinos, pero lo que vale será lo que salga
de unas Elecciones Ordinarias, anticipadas o no, con listas y programas
conjuntos, solicitando la independencia.
Se votará el 9N para animar a ERC a
tomarse la pastilla de las listas conjuntas con toda la seriedad necesaria. El
problema parece ser el cabeza de lista. Mas quiere ser el que lidere ahora y
luego todo el proceso; y ERC quiere liderar el futuro y apoyar el presente de Cataluña. Complicado de aunar cuando son dos grandes toros bravos los que quieren el control de la Dehesa.
Ahora la situación tiene dos vertientes
de acción, muy distantes entre ellas. La que tome el Gobierno de Madrid para
ver qué hace con esta participación ciudadana disfrazada. Y la que toma ERC
sumándose o no a unas listas únicas, pues hasta que estas no se forman Artur
Mas no convocará elecciones anticipadas.
Desde Madrid se puede hablar de
desobediencia y de uso fuera de ley de los locales de la Generalitat que se
intentan poner a disposición de la votaciones. Y desde ERC se tienen que mirar
el culo para ver si la patada les ha dejado marca o no. Es un paso más hacia la
complicación.